jueves, 4 de agosto de 2011

De la cocina a la cocina en pequeño formato.

 
DSC02571Querido lector, te acompaño en esta edición para contarte una historia que habla sobre algo que caracteriza al ser humano: la necesidad de reunirnos y compartir un rato amable para conversar e intercambiar ideas, para celebrar o simplemente para relajarnos de la cotidianidad que nos envuelve.

Del calor de la calle al calor de los fogones. Hace casi dos años se encuentran en las aulas de clase nuevamente Belén y Marielena; la primera estudiante de derecho, y la segunda, ya abogada. Ambas, con experiencia laboral en el área, deciden salir de su vida de tribunales, registro, notarías y documentos, alimentadas por una pasión y perseguir un sueño: ser cocineras.
 
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Pasan los meses, y en la medida que se van conociendo se dan cuenta de las muchas cosas que tienen en común, se hacen amigas; y cada vez, con más convicción, asumen el cambiar sus tacones por unos converse. La amistad, cultivada por el compartir cotidiano, demostró que lo que más les gustaba hacer en los ratos libres era cocinar para las personas que querían, y compartir lo que salía de sus manos con ellos; pero esos ratos libres terminan concentrándose en los fines de semana y es ahí cuando el qué hacer en esta ciudad, enmarcado en las condicionales de seguridad y de economía, las lleva a las reuniones en casa: al tapeo con su respectivo vino. Ya terminando el año de estudios en el Instituto Culinario de Caracas, durante el taller de “Cocina Miniatura” dictado por la chef Marcela Reyes, ven más claro lo que querían hacer: enfocar su cocina en la cocina miniatura, que es quizá un tecnicismo para el tan querido pasapalo.

Pasapalo, canapé, botana, tapa… cuántos sinónimos para una palabra que evoca tanto. El origen del mismo es bastante confuso, a ciencia cierta no sabemos quién es el genio detrás del mismo, pero muchos se lo atribuyen al rey español Alfonso X, quien cuidando el efecto del consumo del alcohol con el estómago vacío, convierte en ley el acompañar toda copa de vino con pan y embutidos. El pan coronado con embutidos tapaba la boca de la copa, y de allí el nombre de tapa. Otras fuentes atribuyen este formato de comida a la necesidad que tenían los trabajadores de diversos gremios y agricultores de ingerir una pequeña porción de comida de fácil consumo que les permitiera aguantar hasta la hora de la cena.
 
Pero como todo en la historia evoluciona, aunque dicha evolución no le quita carácter al delicioso pan con embutidos, las tapas se han convertido en platos más elaborados sin modificar su divertido y práctico tamaño. Hoy en día podemos decir que cualquier plato puede ser presentado en formato de tapa, lo único que debemos respetar es el tamaño de la misma, de un bocado a dos. De resto, esta simple “tapa”, con la ayuda de nuestra imaginación y creatividad, puede convertirse en una verdadera obra de arte que consiente los cinco sentidos, en la que se maneja la presentación, el sabor, los colores y la textura; y si aún así lo ponemos en duda, veamos a uno de los grandes cocineros de la historia moderna como lo es Ferrán Adrià, quien junto con su hermano Albert abrió el bar Tickets, un bar de tapas en la ciudad de Barcelona en donde conjuga su genialidad detrás de los fogones, con la cotidianidad del español.
 
Y así pasamos de la cocina a la cocina en pequeño formato, persiguiendo desde la pasión un sueño hasta alcanzar el objetivo: satisfacer de la manera más pura la necesidad que el hecho alimenticio, encajado en el evento social, sea sublimado pero divertido, variado y consistente, con un hilo conductor coherente para que desde dentro de ti (comensal) emane esa sonrisa que proviene de la calidad y del buen servicio.
 
Esta es nuestra historia y nuestra cocina en Pequeño formato, que a partir de hoy, Marielena y yo, compartiremos contigo.
 
Belén Peñaloza Aponte

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